─¡Eh! ¿Señora? ¿Se encuentra bien? ¿Necesita ayuda? ─¡No! Gracias, Lu. ─¡Oh, vaya! Sabe mi nombre, pero yo no tengo tal placer. ─Claro que te conozco. Y las historias que se
─¡Eh! ¿Señora? ¿Se encuentra bien? ¿Necesita ayuda? ─¡No! Gracias, Lu. ─¡Oh, vaya! Sabe mi nombre, pero yo no tengo tal placer. ─Claro que te conozco. Y las historias que se
─Bueno, Lu, ¿por qué nunca me has hecho a mí una de tus famosas entrevistas? ─A ver, Machi, dudo mucho que algún día escriba una publicación o un libro en
─¡Por Dios, John! ¿Con qué te alimentas? ─Yo lo que no entiendo es como te empeñas en castigar tu cuerpo de esta manera. Sabes que no eres rival para mí.
─¿Quieres levantar el culo del sofá y venir a ayudar en la cocina? ─Salvo, viejo amigo, solo hago lo que me ha pedido tu mujer mientras acuesta a vuestra hija.